El uso del criterio

Cómo avanza el sector IT

A lo largo de nuestra experiencia laboral, trabajamos bajo el paragüas de diferentes empresas dispuestas según sus propios protocolos, sistemas de organización y órdenes de ejecución. Diferentes jerarquías con diferentes procedimientos para obtener un mismo resultado: finalizar cada proyecto en las mejores condiciones de calidad y rentabilidad.

El sector del desarrollo de servicios software, dentro del sector IT, es un sector en proceso de maduración que aglutina empresas de diferente calado, tamaño y filosofía. Tiene un impacto muy elevado en el modelo económico de otras empresas de diferentes sectores puesto que utilizan directa o indirectamente herramientas desarrolladas bajo este propio sector.
Desafortunadamente, en la actualidad seguimos encontrando malas noticias referentes al sector en las que subyace la mala praxis llevadas a cabo: pésima gestión de expectativas, transferencia ilegal de empleados entre empresas, ausencia de medidas de seguridad o uso inadecuado de las mismas, ausencia de análisis previos, documentación escasa, bajo control efectivo del tiempo de ejecución de las tareas, tiempos de entrega imposibles…

Experiencia en el sector

Particularmente, mi periplo se ha ido desarrollando en empresas de desarrollo de software de diferente dimensiones y tipologías. Desde una multinacional multidisciplinar que ofrece desarrollos de envergadura en áreas tan variopintas como marketing, defensa, sanidad o gubernamentales con miles de empleados coordinados bajo jerarquías arcaicas; hasta el trabajo de pequeña escala como autónomo con clientes de diferentes países, perspectivas y negocios. Por el camino, también he colaborado en empresas de tamaño pequeño, mediano con no más de veinte programadores remando armoniosamente por cumplir unos plazos no tan asequibles pero bajo unos niveles de calidad elevados.

Tras ese camino experimental por diversas empresas, hay una conclusión que homogeniza a todas ellas: el criterio de organización. Un criterio que se marca desde dirección de cada organización y se vertebra a lo largo de diferentes departamentos y trabajadores. Desde la aplicación o no de metodologías de desarrollo agil, hasta el establecimiento de las fases de desarrollo y su implantación venían marcándose para la ejecución por departamentos y grupos de trabajo.

El tiempo lo marca todo

Sin embargo, el ritmo acuciante, los obstáculos no contemplados así como la desorganización del trabajo que surgen de la nada hacen que el empleo de ese criterio se vaya desvaneciendo hasta su ausencia. Me surgen ejemplos de falta de criterio (una gran variedad ciertamente) cuando la incesante llegada de la fecha límite y una acuciante ausencia de gestión de imprevistos: análisis funcionales fantasmas, documentación técnica post desarrollo, documentación poco técnica, documentación muy técnica pero sin funcionales, toma de decisiones trasladadas a desarrolladores, gestión de requisitos efímera y obtusa… Y así sucesivamente.

Aplicando el criterio señalado: el análisis primero

nace invirtiendo más tiempo en saber qué y cómo hacer el trabajo inicialmente para que la ejecución sea más fluída. Surge de la necesidad de aplicar este criterio en todo el proceso de desarrollo y de respetar la filosofía de cada proyecto, empresa u organización durante todo el recorrido del mismo.

Crece con el conocimiento de los errores del pasado y la directa revisión del proceso de desarrollo continuamente. Estableciendo análisis de situación y de cada proyecto en una gestión ordenada del proceso respetando más fielmente los requisitos iniciales así como los plazos estipulados.

El fin: establecer un marco de desarrollo diferencial tanto en calidad, como rendimiento y eficacia.

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